El Estado policíaco en Chihuahua. Una historia de fascismo contemporáneo

El 14 de abril del 2022 tuvo lugar una reunión urgente entre la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos y el governor de Texas Greg Abbott, en donde salió un acuerdo de seguridad en la frontera (Texas-Chihuahua) particularmente se menciona de una inversión de doscientos millones de dólares a Ciudad Juárez para implementar un sistema de seguridad para prevenir la migración ilegal hacia EEUU.

Hay varias anomalías en esta reunión. Para empezar, todo inicia con un chantaje de Abbott el doce de abril en los cruces fronterizos[1], haciendo revisiones exhaustivas al tráfico pesado de carga, por sus pistolas, alegando medidas preventivas de cruce de drogas y personas de manera ilegal (violando quehaceres federales y dañando intereses económicos binacionales, incluyendo la economía texana) lo cual le resultó, pues al día siguiente ya estaban los gobernadores(as) fronterizos pidiendo audiencia con Abbott. Todes saltándose la diplomacia y actuando como si fueran entidades soberanas y no parte de una federación. Las cámaras de representantes de ambos países se vieron lentos a actuar, lo cual permitió el vasallaje.

"La primera en acudir a Texas de urgencia es Maru Campos. No llega con las manos vacías sino con un proyecto basado en su experiencia como presidenta municipal en la ciudad de Chihuahua (2016-2018)."

La primera en acudir a Texas de urgencia es Maru Campos. No llega con las manos vacías sino con un proyecto basado en su experiencia como presidenta municipal en la ciudad de Chihuahua (2016-2018). ¿Cuál es la novedad? Que pretende implementar un programa policíaco en Ciudad Juárez para ¡vigilar la migración ilegal hacia EEUU vía Texas! Es decir, no se trata de los intereses de las y los chihuahuenses, sino de la política antiinmigrante de las y los texanos racistas, clasistas y xenófobos. Hay que reconocer a Texas como un estado republicano, conservador, con un pasado esclavista y una actitud hostil hacia mexicanos(as) y pueblos originarios.

Para el 20 de abril, en una visita de Maru a Ciudad Juárez, anuncia la “Plataforma centinela”[2] el proyecto detrás de los 200 millones de dólares que consiste en una Torre Centinela, un edificio de veinte pisos a construirse en el centro histórico de Juárez, la cual causó alboroto inmediatamente en algunos sectores de la sociedad juarense, pero no por las razones correctas, pues se estima el impacto económico y se ignora el de los derechos humanos; dicho edificio pretende vigilar el resto del estado, albergando un centro de inteligencia y operaciones de alto nivel. Luego el 21 declara a los medios estar buscando mecanismos para evitar que migrantes lleguen a Juárez[3], justificando cumplir su compromiso, no con las y los juarenses, sino Abbott.

En la conferencia de prensa del 14 de abril[4], se habla de la “plataforma centinela” no de una torre de inteligencia y vigilancia de cobertura amplia; tampoco se menciona de dónde salen los 200 millones, ni qué beneficios traería para Chihuahua, por ejemplo, en la urgente prevención y decomiso de armas de contrabando de EEUU hacia México y el no menos importante asunto del agua. Abbott habla de migración ilegal, de drogas y de cárteles; Maru sólo de migración. Maru habla de un “ganar-ganar”, Abbott de su manera de resolver problemas, retando al presidente Biden a visitar la frontera y conocer la “gente real” de Texas y sus problemas con la migración. Curiosamente Abbott no toma en cuenta a ciudades fronterizas importantes como El Paso, por lo que todo se convierte en una lucha de poderes, de discursos. Mientras en el lado mexicano, se prefiere acudir al llamado y aceptar sumisión ante el amo y negociar cada estado por separado sin apoyo de las cámaras y de las instituciones de asuntos fronterizos. No fue un “ganar-ganar”, fue una mala negociación para Chihuahua; seguramente los otros gobernadores también se sometieron a los intereses de Abbott, que simplemente volvió a las revisiones normales en los cruces fronterizos.

Tal parece que el Estado policíaco en Chihuahua obedece a las órdenes no sólo de Washington, sino ahora también de Texas. Es humillante como se rebajan gobernantes como Campos, sometiéndose a lo que diga el patrón. Obviamente la presión de empresarios la empujó a buscar esa salida, tanto hacia Abbott como para justificar su torre centinela. ¿En verdad es para evitar la migración ilegal hacia EEUU?, ¿y los cárteles y la droga? A la gente de derecha le gusta justificar sus acciones en nombre de la seguridad y a través del miedo. No sabemos qué más negoció Campos con Abbott (las cuestiones que no se dicen públicamente) pero no es de esperarse nada bueno.

En la lógica del gobierno estatal no se trata de buscar alternativas pacíficas e intervenciones eficaces, sino de mano dura, de mostrar fuerza. Sin embargo, en la práctica los medios hablan de asesinatos diarios, feminicidios, desplazamientos forzados; regiones dominadas plenamente o en disputa con los cárteles, masacres y asesinatos de alto impacto[5]. Chihuahua es un Estado fallido, pues no puede brindar seguridad a sus habitantes y su única respuesta es más vigilancia, más policía, más armas. ¿Puede una torre centinela evitar masacres en la Sierra Tarahumara, Cuauhtémoc y Juárez?, ¿puede desmantelar el cruce ilegal de productos y personas?; ¿o está más bien pensada para administrar el crimen, regular el tránsito de personas? Desde que EEUU se convirtió abiertamente en Estado policíaco vigilante después del 9/11 ha buscado financiar o presionar al gobierno de México a tomar una política policial militarizada. El ejemplo es Chihuahua, donde los poderes estatales conviven con los metapoderes del narco facilitado el cruce de armas y justificada la militarización policíaca.

Como la sociedad chihuahuense tiende más hacia el conservadurismo, a mucha gente les parece bien ver más policías, resolver la violencia con violencia sin ir a lo profundo de las causas de este fenómeno. La experiencia de Ciudad Juárez recomienda precaución y distancia con estos menesteres, cuando ejército, Guardia Nacional[6], policía estatal y municipal con todo y sus retenes y detenciones arbitrarias, no pueden o no quieren evitar masacres[7]. Entonces la vigilancia no es contra el crimen[8], sino contra la persona común, el pobre, la migrante. La corrupción policíaca y militar simplemente se hará con más recursos.

No se deben comprar soluciones ficticias para problemas reales. Hasta el momento EEUU ha vendido a México la idea de militarizar al país para combatir el narcotráfico y ahora la migración, cuando son los EEUU el principal mercado de drogas y país de migrantes. El estado de Chihuahua no puede decidir en nombre de las y los chihuahuenses a favor de los intereses de otros países. El Gran Hermano se quiere consolidar en la entidad, hay que detenerlo.

¡NO A LA TORRE CENTINELA!