Ana Esther Ceceña y David Barrios Rodríguez
Importancia estratégica de los mares
Las rutas de la droga han modificado la relevancia de los territorios, particularmente de los marinos, que son los que permiten mayor encubrimiento. El aumento en el consumo de cocaína diversificó los caminos de suministro, que transitaron desde la década de los años ochenta por distintas vías, hasta abarcar en la actualidad todas las posibilidades geográficas. El gigantesco negocio, saldado con fortísimos procesos de violencia en toda la región, ahora privilegia el uso del Pacífico en parte por su amplitud y en parte por tener una menor vigilancia pero sin desestimar alternativas de conformidad con los destinos que se quiere alcanzar. La ruta del Pacífico mexicano es la que más se ha diversificado con la incorporación de drogas de diseño y es la que en la actualidad cuenta con las organizaciones de la economía criminal de mayor tamaño y consolidación: el Cartel de Sinaloa y El Cartel de Jalisco Nueva Generación.[cm_simple_footnote id=”1″] Sin embargo, las rutas del Corredor del Caribe y el West Caribbean Vector tienen mucha relevancia e involucran a la región Sureste de México, tanto para el abastecimiento del mercado interno (en especial de la zona más turística de Quintana Roo) como para los entronques de rutas que se dan de diversas maneras para colocar la cocaína en el mercado de Estados Unidos.
Las salidas desde Colombia y sus zonas circunvecinas hacia Europa, donde el consumo se multiplicó, fueron haciendo surcos en la frontera con Venezuela e incrementaron las tensiones y conflictos en la región de Zulia y La Guajira pero contribuyeron a potenciar también la ruta hacia el norte por el mar Caribe hasta hacer tierra en las costas de Quintana Roo como terreno de provisión y de paso.
Quintana Roo, con las únicas costas caribeñas de México y riquezas naturales y socioculturales inigualables, se ha ido convirtiendo en una posición importante de los mismos cárteles, los más poderosos grupos del crimen organizado, que se nutren del tráfico de todo tipo de drogas y de personas, sobre todo éstas ligadas a los negocios de pornografía y prostitución.
"En la entrada del corredor transístmico está ubicada la cuenca petrolera de México y, tanto el Transístmico como el Tren Maya se vislumbran como sus dos rutas de salida hacia los mercados del mundo, con amplia oposición de los pueblos, comunidades y organizaciones regionales o, incluso, nacionales."
Las costas quintanarroenses son también un buen destino para los negocios turísticos, en buena medida responsables de los procesos de despojo directo o encubierto de las tierras de los pueblos mayas existentes en la región, y son uno de los atractivos económicos que ofrece el proyecto Tren Maya.
Adicionalmente, la circulación por el Caribe facilita un paso hacia el Golfo de México que otorga condiciones de domesticidad a los traslados entre el sur del continente y la costa Este de Estados Unidos.
Las rutas marítimas dan cabida al 80 % del comercio mundial y en momentos de disputa hegemónica exacerbada como los actuales, su control se vuelve absolutamente estratégico. Agreguemos, además, la cercanía que estas costas tienen con el Istmo de Tehuantepec, donde se intenta impulsar un corredor transístmico que sería el paso más expedito entre el Pacífico y el Este estadounidense, que sigue siendo el centro manufacturero de ese país.
En la entrada del corredor transístmico está ubicada la cuenca petrolera de México y, tanto el Transístmico como el Tren Maya se vislumbran como sus dos rutas de salida hacia los mercados del mundo, con amplia oposición de los pueblos, comunidades y organizaciones regionales o, incluso, nacionales.
Es interesante tener esto en cuenta cuando sabemos que en mayo próximo ése será el escenario de dos importantes ejercicios militares promovidos por Estados Unidos y en los que México fungirá como anfitrión: Tradewinds auspiciado por el Comando Sur y namsi, ejercicio que se enmarca en la Iniciativa de Seguridad Marítima de Norteamérica, en la que participan en Comando Norte y el Comando de Operaciones Conjuntas de Canadá. Es un hábito que los gobiernos de países latinoamericanos que pueden considerarse aliados a Estados Unidos como Honduras, Chile, Colombia, Brasil, Paraguay y Perú sean quienes den hospedaje a este tipo de ejercicios en que confluyen las fuerzas militares de la región con oficiales y efectivos del Comando Sur del país del norte.[cm_simple_footnote id=”2″] En este caso será México quien cumpla ese papel modificando de manera significativa su nivel de involucramiento que hasta ahora había sido muy discreto. Protagonista central de estos ejercicios del Comando Sur, curiosamente, cuando México forma parte del territorio de América del Norte adscrito por eso mismo al Comando Norte. Los comandos en cuestión pertenecen a las fuerzas armadas estadounidenses que subdividieron el mundo por regiones acuático-terrestres y en cada una de ellas mueven sus efectivos por encima de las soberanías y jurisdicciones del resto del mundo. Sucede que la zona grancaribeña queda bajo la responsabilidad del Comando Sur y con ello colinda con las costas mexicanas de Quintana Roo. Eso al parecer permite una duplicidad que lleva a la Armada de México a involucrarse en las tareas y actividades con ambos comandos que coincidirá geográfica y temporalmente con sus propios ejercicios conjuntos. En ese sentido el gobierno mexicano actual se consolida como aliado de Estados Unidos en su estrategia militar continental, al funcionar como bisagra de sus comandos geográficos.
"Si ya el poder de los militares en México es una preocupación, tanto por disponer de un presupuesto nunca antes alcanzado y creciente como por el crecimiento de sus atribuciones y condiciones de impunidad, su protagonismo en coordinación con las fuerzas armadas estadounidenses termina de crear condiciones de alerta en la sociedad mexicana."
De esta manera, tendremos a las fuerzas de ambos comandos en actividades de capacitación y simulación de guerra, ya sea ésta contra los cárteles de la droga o de cualquier otro tipo, simultáneamente actuando en la región de los grandes megaproyectos lanzados por el gobierno mexicano en turno, en un momento en que la militarización en el país está en su punto más alto.
Si ya el poder de los militares en México es una preocupación, tanto por disponer de un presupuesto nunca antes alcanzado y creciente como por el crecimiento de sus atribuciones y condiciones de impunidad, su protagonismo en coordinación con las fuerzas armadas estadounidenses termina de crear condiciones de alerta en la sociedad mexicana. Agregando a esto que este hermanamiento pone a México en riesgo de quedar involucrado en situaciones de guerra real para las que no está preparado ni le competen, y que provienen de las tensiones generadas en el planeta por el guerrerismo de Estados Unidos y por las nuevas circunstancias de rediseño de las hegemonías y de sus definiciones territoriales, mares incluidos.
Los ejercicios Tradewinds
Delegados de Defensa y seguridad pública de 20 países se reunieron entre el 31 de enero y el 04 de febrero en Chetumal, México, para llevar a cabo la fase de planificación del ejercicio Tradewinds, a realizarse entre el 07 y el 21 de mayo de este año.[cm_simple_footnote id=”3″] Este ejercicio anual, organizado por el Comando Sur de Estados Unidos, que cuenta con un enfoque de colaboración multinacional y multidominio (terrestre, aéreo, marítimo, anfibio y escenarios de ciberseguridad), se lleva a cabo desde 1984. En el momento en que fue instaurado, resultó una manera de tener presencia en el Caribe con posterioridad a la invasión de Granada y la amenaza que representaban para Estados Unidos los países del bloque socialista, entre ellos la URSS y Cuba.[cm_simple_footnote id=”4″]
Desde entonces el ejercicio ha estado dirigido a las amenazas de seguridad en el Caribe que en la actualidad incluyen el combate a las organizaciones de tráficos ilícitos, asistencia humanitaria y ayuda en caso de desastres.[cm_simple_footnote id=”5″]
Uno de los principales propósitos de este tipo de ejercicios es fortalecer la interoperabilidad entre las fuerzas participantes que en la actualidad incluyen a Fuerzas navales, militares y policiacas. Esto se logra, no sólo a partir de la ejecución conjunta de procedimientos policiales, así como técnicas y tácticas militares por parte de efectivos de los distintos países sino de los propios espacios de planeación o de aquellos otros que con carácter de seminarios o reuniones de alto nivel suelen realizarse en el marco de estos entrenamientos.
Además de ello, se debe considerar la homologación de narrativas, tácticas y estrategias que se desprenden de la participación de los mandos y efectivos militares de Estados Unidos en distintos teatros de operaciones. [cm_simple_footnote id=”6″]
En la edición de este año, serán co-anfitriones México y Belice; correspondiendo a México las actividades de los ejercicios navales, mientras que el país centroamericano será sede de las actividades terrestres. Se trata de la primera vez que México cumple con ese rol desde la primera edición del ejercicio, en 1984.
Tradewinds 2022 contará con 1.500 participantes entre uniformados y civiles. Los países invitados son Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Bermuda, Brasil, Canadá, Colombia, Dominica, República Dominicana, Francia, Granada, Guyana, Jamaica, Países Bajos, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, y el Reino Unido. Por parte de Estados Unidos estarán presentes el Ejército, Fuerza Aérea, Infantería de Marina, la Armada, Guardia Costera y personal de equipos de operaciones especiales; además de la Guardia Nacional de Alabama, Florida, Kentucky, Louisiana, Missouri, Rhode Island, South Carolina y del Distrito de Columbia.
"En esa oportunidad la General Richardson señaló que tanto a Estados Unidos como a sus aliados les preocupa el creciente papel de China en distintos lugares del mundo a partir de sus proyectos de inversión e infraestructura, como ocurre con Belt and Road Initiative. En aquella ocasión señaló que el manual de estrategia (playbook) que empleó China en África está ocurriendo ahora en América Latina y el Caribe"
El ejercicio busca expandir la capacidad regional para mitigar, planificar y responder a situaciones de crisis, fortalecer los vínculos, incrementar la preparación y promover los derechos humanos y la adhesión a tratados y leyes reconocidas internacionalmente. Se centrará en la interoperabilidad, operaciones fluviales, seguridad marítima, operaciones aéreas y terrestres, defensa ciberespacial, operaciones de buceo, médicas y de integración de las mujeres en misiones de paz y seguridad.
North American Maritime Security Initiative
Simultáneamente y en la misma región quintanarroense, se llevará a cabo otro ejercicio que funciona como guía de aplicación de la North American Maritime Security Initiative (namsi) y que proviene de los acuerdos realizados durante la primer década del siglo en el marco de la Alianza para la Prosperidad y la Seguridad de América del Norte (aspan), que entró en vigor en el año 2008.[cm_simple_footnote id=”7″] Este ejercicio, con carácter anual, ha tenido como objetivo la colaboración entre Estados Unidos, Canadá y México para combatir el terrorismo, la piratería y el crimen organizado.[cm_simple_footnote id=”8″] En este caso, en la ciudad de Cozumel tuvo lugar la reunión de planeación entre el 07 y el 11 de febrero, con 30 invitados provenientes de Canadá y Estados Unidos, estando prevista la ejecución del entrenamiento en distintos escenarios de Quintana Roo, durante las mismas fechas del Tradewinds.
El trasfondo
En octubre de 2021 hubo un relevo en la jerarquía del Comando Sur con el nombramiento como nueva Comandante de la General Laura J. Richardson, quien de manera previa había dirigido al Ejército dentro del Comando Norte, destacando también su participación previa en Afganistán e Irak.[cm_simple_footnote id=”9″] Durante sus primeros meses en el cargo, Richardson ha asistido a distintos espacios en los que ha manifestado las líneas generales de la estrategia a desarrollar en los próximos años. Durante la Conferencia de Seguridad de Centroamérica, realizada a principios de febrero de este año, resaltó que en la actualidad las principales amenazas regionales son los estragos del covid, la presencia de las Organizaciones Criminales Transnacionales (tco) y el cibercrimen, a lo que se suman los efectos del cambio climático y la devastación que producen inundaciones, huracanes y sequías en la región, considerada la segunda más vulnerable a este tipo de afectaciones.[cm_simple_footnote id=”10″]
Algo a lo que no aludió en dicha conferencia, pero que sí retomó durante una reunión con su homólogo del Pacific Command (pacom) realizada en diciembre de 2021, son las amenazas que representan las potencias equivalentes (peer adversaries) que buscan tener mayor presencia en la región, en particular China. En esa oportunidad la General Richardson señaló que tanto a Estados Unidos como a sus aliados les preocupa el creciente papel de China en distintos lugares del mundo a partir de sus proyectos de inversión e infraestructura, como ocurre con Belt and Road Initiative. En aquella ocasión señaló que el manual de estrategia (playbook) que empleó China en África está ocurriendo ahora en América Latina y el Caribe: “It’s been happening in Africa for years, and if we’re not careful, what’s happening in Latin America will in five or 10 years have the same impacts”.[cm_simple_footnote id=”11″]
Es por ello que Richardson, retomando a Lloyd J. Austin III,[cm_simple_footnote id=”12″] actual secretario de Defensa de Estados Unidos aludió a un enfoque basado en lo que se ha denominado disuasión integrada.[cm_simple_footnote id=”13″] El concepto, cuya acuñación se atribuye al actual Secretario de Defensa, está considerado el pilar o piedra angular (cornerstone) de la National Defense Strategy, cuya publicación se espera para este 2022. Por lo pronto, Austin lo define como: “Integrated deterrence is about using existing capabilities and building new ones and deploying them all in new and networked ways — all tailored to a region’s security landscape, and in growing partnership with our friends”.[cm_simple_footnote id=”14″]
"México, que en términos geográficos 'pertenece' al Área de Responsabilidad del Comando Norte, desde hace unos 15 años ha incrementado su participación en ejercicios y distintas actividades con el Comando Sur. Resalta en particular la asistencia a los ejercicios marítimos, tanto aquellos que se realizan en torno al Canal de Panamá (Fuerzas Aliadas y Panamax), como otros que navegan por los litorales del Atlántico y el Pacífico (Unitas, Southern Partnership)."
Además de mantener el principio doctrinario conocido como multidominio, considera la integración de los teatros de competencia y conflictos potenciales desde las formas de guerra de alta intensidad, hasta lo que desde hace algunos años definen como “zona gris”. Además de ello, y estrechamente relacionado con la realización constante de ejercicios como el que tendrá como sede México y Belice, la integración con socios regionales supone, desde la perspectiva de la jerarquía militar estadounidense, “the real asymmetric advantage that the United States has over any other competitor or potential adversary”.[cm_simple_footnote id=”15″] Retomando lo expuesto por Richardson en la Conferencia de Seguridad de Centroamérica, realizada a inicios de febrero de este año, los pasos concretos para lograr esta integración pasan por incrementar las oportunidades para que los socios regionales hagan parte del programa de entrenamiento y educación militar internacional de Estados Unidos. Mientras que para el personal militar de la potencia de Norteamérica, destacó la posibilidad de trabajar con sus contrapartes de Centroamérica, por ejemplo, en el ejercicio de habilidades militares conocido como Fuerzas Comando que en su próxima edición se llevará a cabo en Honduras.
México
México, que en términos geográficos “pertenece” al Área de Responsabilidad del Comando Norte, desde hace unos 15 años ha incrementado su participación en ejercicios y distintas actividades con el Comando Sur. Resalta en particular la asistencia a los ejercicios marítimos, tanto aquellos que se realizan en torno al Canal de Panamá (Fuerzas Aliadas y Panamax), como otros que navegan por los litorales del Atlántico y el Pacífico (Unitas, Southern Partnership).
En específico, respecto a Tradewinds, México retoma su participación a partir de la edición de 2015, realizada en Belice. Continúa en 2016 con el ejercicio llevado a cabo en Jamaica y Granada; 2017 en Barbados y Trinidad y Tobago; 2018 San Cristóbal y Nieves y Bahamas; 2019 República Dominicana y San Vicente y las Granadinas.[cm_simple_footnote id=”16″]
En términos institucionales, Tradewinds es organizado en México por la Secretaría de Marina-Armada de México (semar), siendo la Décimo Primera Zona Naval, la encargada de la fase de planeación.[cm_simple_footnote id=”17″]
La Marina-Armada de México ha sido una institución vinculada con operativos llamativos en la llamada guerra contra el narcotráfico, entre los que destacan la incautación de enormes cargamentos de estimulantes ilegales, o la captura de prominentes cabecillas de la economía criminal. A la par de ello, integrantes de la institución castrense han sido vinculados con violaciones a los derechos humanos, entre ellos tortura, violaciones y desaparición forzada de personas. Muestra de ello, es que en abril de 2021, 30 marinos (algunos de las fuerzas de operaciones especiales) fueron detenidos por su participación en este tipo de delitos en la ciudad de Nuevo Laredo Tamaulipas, 22 de ellos con antecedentes de entrenamiento por parte de Estados Unidos.[cm_simple_footnote id=”18″] De acuerdo con información sistematizada por Mexico Violence Resource Project, entre 2000 y 2019 Estados Unidos ha gastado casi 144 millones de dólares en entrenamiento de distintas fuerzas mexicanas, siendo la SEMAR la más beneficiada con más de 65 millones de dólares y casi 16 mil elementos capacitados. A partir de 2011 es cuando esta tendencia se profundiza con cerca de la mitad del presupuesto y alrededor del 60 por ciento de los efectivos entrenados. De este proceso, también destaca el énfasis en entrenamiento táctico y operativo.[cm_simple_footnote id=”19″]
Resulta llamativa, tanto la decisión de hacer a México coanfitrión de un ejercicio militar del Comando Sur, como su realización a la par de una iniciativa que proviene de las estrategias de seguridad implementadas durante los sexenios que decidieron dar inicio a la llamada guerra contra el narcotráfico. En especial porque el gobierno actual ha declarado su distanciamiento de ese tipo de formas de enfrentar la problemática como quedó de manifiesto con la declaración sobre la “muerte” de la Iniciativa Mérida en julio de 2021. Un dato adicional en este rompecabezas es que el Corredor Interoceánico que se construye en el Istmo de Tehuantepec ha sido colocado por el actual gobierno, que es quien lo impulsa, bajo la responsabilidad total de la semar. Cabría entonces inferir algún tipo de relación entre la realización de estos ejercicios de los Comandos Sur y Norte de las fuerzas armadas de Estados Unidos en la zona marítima quintanarroense con los megaproyectos del Tren Maya y el Corredor Interoceánico, zona de asiento, además, de la riqueza petrolera de México y de sus selvas tropicales.