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La guerra que ganó Esparta

Carlos Murillo González

Los conflictos bélicos son los grandes protagonistas de la historia, pues en ellos se reconfigura de nuevo el mundo de acuerdo a los ganadores. Las consecuencias de cada guerra son devastadoras, por muy cortas o largas que sean. La muerte, la destrucción, la desolación, son algunas de sus consecuencias con mucho sufrimiento sobre todo para las sociedades de las partes perdedoras. Una constante del patriarcado es la guerra y, mientras siga vigente, seguirán vivas las condiciones para guerrear.

Los Estados, antiguos y modernos, tienen en común “ofrecer” seguridad y protección a la sociedad para justificar su existencia. Es una entidad de dominación inventada para controlar la sociedad y, cuando es posible, conquistar otras sociedades; por eso también es común la guerra entre Estados. El nacionalismo, la civilización, el poder hegemónico, la gloria y la avaricia, son factores recurrentes detrás de cada conflicto, entre muchos otros, para el juego de tronos que significa la política belicista. La economía de los países ricos no podría explicarse sin un pasado de saqueo, explotación y otros menesteres relacionados. El imperialismo sigue en vigencia y su estela de violencia, muerte y miseria no se detiene: se incrementa, moderniza, calcula, monopoliza el comercio de armas y demás. Ese camino, sin duda, lleva a la destrucción del mundo, no a su emancipación.

Abu Gharib: Fernando Botero

Actualmente existen varios conflictos armados: la guerra civil en Irak, Siria y Libia; la de Arabia Saudita contra Yemen; el conflicto palestino-israelí; el golpe militar en Birmania (Myanmar) conflictos étnicos-religiosos en Etiopía…pero el que está en los titulares mundiales es la invasión rusa de Ucrania, que no es la más reciente guerra, pues el conflicto civil-separatista y pro ruso empezó en 2014, ¿por qué este conflicto en particular llama más la atención? Pareciera, de inicio, una cuestión étnica (¿racismo de la información?) para vender más noticias, como también y más importante, un calentamiento de la Guerra Fría, que si bien nunca desapareció del todo, sólo bajó de intensidad, hoy la posibilidad de una experiencia de guerra nuclear se vuelve a acelerar.

"Acá se estaría jugando la hegemonía de EEUU en Europa contra la de Rusia; juego de décadas llevándose a cabo como forma de acorralamiento a una Rusia post soviética nuclear con los países de Europa del Este, como Polonia, Letonia, Lituania y otras que se han pasado a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)"
Diferencias y coincidencias de esta “Guerra Fría” del siglo XXI a la del siglo XX

Primero. No existe ya el bloque socialista, quedan reminiscencias de la antigua Unión Soviética, como las alianzas de Rusia con Bielorrusia o Kazajistán, pero no existe ya la conciencia ideológica socialista. Son alianzas comerciales y de defensa (recuerden la intervención rusa del 2021 en Kazajistán para apoyar la represión a la protesta social de este último) por lo tanto, se trata de una amenaza territorial, desde la perspectiva rusa (la mejor defensa es el ataque) de un acto de barbarie para el resto del mundo y, sin duda, de una acción injusta para el pueblo ucraniano.

Segundo. Desde la perspectiva occidental y resto del mundo, se trata de la defensa de la autonomía e independencia ucraniana, en desventaja con la invasión rusa: Ucrania es la víctima más reciente del poderío ruso, primera potencia mundial bélica. En estos momentos Ucrania sería el equivalente a Cuba para el Estados Unidos (EEUU) de 1960. Acá se estaría jugando la hegemonía de EEUU en Europa contra la de Rusia; juego de décadas llevándose a cabo como forma de acorralamiento a una Rusia post soviética nuclear con los países de Europa del Este, como Polonia, Letonia, Lituania y otras que se han pasado a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Tercero. EEUU está usando a Ucrania a su favor, lo ha hecho desde el inicio de los disturbios civiles que finalmente tumbaron al gobierno en turno pro ruso, para instalar un gobierno “democrático” apoyado por la derecha nacional socialista ucraniana pro occidental. Además del jugoso negocio de cada nuevo conflicto armado que representa para el capitalismo mundial y especialmente para su principal vendedor-comprador de armamento, la oportunidad de poder llegar hasta la frontera rusa resulta ser un ideal casi real. Curiosamente Rusia y EEUU hacen frontera en el Pacífico Norte, pero no sabemos si tienen armas atómicas apuntándose.

Cuarto. Un aliado de no poca consideración para Rusia es China. La potencia asiática comparte el pasado comunista/socialista con su vecina geográfica de más de cuatro mil kilómetros de frontera. China también tiene armas nucleares, como las tienen Francia e Inglaterra. A nadie le convendría un escalamiento mayor del conflicto ucraniano, pues rápidamente se desembocaría en una guerra mundial y posiblemente nuclear. Es un escenario terrorífico, por eso Rusia (Federación rusa) China, EEUU, Francia e Inglaterra (Reino Unido) son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

La batalla de Anghiari: copia de Peter Ruben´s

Quinto. El peor escenario es una guerra nuclear. Un enfrentamiento entre las grandes potencias atómicas arrastraría a otros países, como a México, por ser parte del Comando Norte de EEUU. Obviamente en un conflicto así perdemos todos, perdemos todo. Por eso es que vivimos una nueva ola de la Guerra Fría, pero ya no es una cuestión ideológica, de dos visiones del mundo antagónicas, sino una competencia de poder patriarcal en su fase capitalista.

Sexto. La Guerra del Peloponeso se desarrolló en el siglo V antes de nuestra era y sus principales protagonistas fueron la democrática Atenas contra la oligárquica Esparta. En realidad su conflicto no disputaba ni cuestionaba el tipo de gobierno y sociedad de su época, sino la hegemonía político-militar y económica de las polis griegas. Hoy como ayer, no se trata de “libertad” o “democracia¨, sino de poder económico-político-militar. El mundo junto con Ucrania y todos los países en conflicto bélico (México incluido) jugamos a ser peones en el ajedrez geopolítico del poder. ¿Qué puede hacer la izquierda al respecto?

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